lunes, 15 de febrero de 2010

CINE, TELEVISIÓN Y NIÑOS. IDENTIDAD Y DIVERSIDAD CULTURAL, UNA DEUDA INTERNA









Sería superfluo desarrollar un tema que ya ha sido exhaustivamente analizado y escrito: la poderosa influencia del audiovisual en la formación de las identidades e imaginarios sociales, en particular de los niños, niñas y adolescentes, de modo tal que para las políticas públicas de numerosos países del mundo constituyen una institución socializadora y formadora de la personalidad, al mismo nivel que la familia y la escuela. En consecuencia le dedican a la formación audiovisual de los niños una atención prioritaria, tanto en los planes y programas de la educación formal como en los referidos a las áreas de cultura, televisión y cine. Es así que existe una vasta documentación sobre las normas y regulaciones referidas a la calidad que debe tener la televisión a la que tienen acceso los niños, se trate o no de programación específicamente dirigida a ellos.

En un coloquio organizado por el Consejo del BBC en junio de 1996, la “televisión de calidad” fue definida por el profesor Bart McGettrick -entonces director de la universidad Bearsden, Glasgow, y miembro de EBC de Escocia- como aquella cuya misión es: "servir a la sociedad con la educación en todas sus formas, formal e informal, por la ayuda, el desarrollo y la innovación con el uso eficaz de los medios de difundir, y de otras tecnologías relevantes." A su juicio, el BBC no sólo existe para reflejar los valores contemporáneos, sino también para fomentar y promover aquellos que apoyen y estimulen el bien común. En su opinión, "una sociedad donde la dignidad del ciudadano introduce en cada situación la posibilidad de aprender es una ' sociedad virtuosa ' y cualquier sociedad que reduzca esa dignidad es una ' sociedad abusiva '".

En estos propósitos educativos, en un sentido amplio, se inscribe el Festival Internacional de Cine, “Nueva Mirada” para la Infancia y la Juventud y los cursos y talleres que a lo largo del año Nueva Mirada dicta en municipios e instituciones educativas del país. Pero, desafortunadamente, todo esto es apenas un grano de arena en el desierto...

Es sabido que los niños y jóvenes ven televisión entre tres y cuatro hora diarias promedio, son usuarios casi adictos a los videojuegos, las películas que cada año los circuitos comerciales de salas ofertan para ellos pueden superar las siete u ocho, devoran películas alquiladas o compradas en los video clubes -su consumo en este circuito se considera una importante fuente de reactivación del mismo- y la oferta de dibujos animados de la TV cable los atrapa.

Sin embargo, la superficie de esta “hiperoferta” encubre una situación alarmante. Unos pocos datos bastan para ilustrar el problema.
En materia de cine en salas, el 95% -o más- de los títulos dirigidos a los niños proviene de un solo país. Estos son los films que ocupan los primeros lugares entre los más taquilleros de cada año. En 2003, ellos fueron "Buscando a Nemo" (2,1 millón de entradas vendidas), "Matrix: Recargado" (2,0 millones), "El señor de los anillos: las dos torres" (1,7 millones), "Todopoderoso" (1,5 millones), "La maldición del Perla Negra" (1,4 millones), "Terminator 3" (1,3 millones) y "Matrix: Revoluciones" (1,1 millones). El film argentino dirigido a los adolescentes, “Bandana, seguir intentando” del multimedio Telefe, logró ubicarse después de los citados y antes de “Hulk” (620.000), “Tierra de osos” (475.000) y “Harry Potter, la cámara secreta” (456.000). A estos les siguieron en orden decreciente “ La leyenda de Simbad”, “Looney Tunes”, ”Scooby-Doo” y “El viaje de Chihiro”. Excepto esta última, una notable producción japonesa dirigida por Hayao Miyazaki, la mencionada “Bandana…” y “El señor de los anillos, las dos torres” de Nueva Zelanda, el resto de los títulos provino de las majors estadounidenses o fueron co-producciones con ellas.

En 2004 el ranking fue encabezado por “Sherek 2” (2.9 millones de espectadores), seguida por un film para adultos (“La pasión de Cristo” con 2.5 millones) y por la argentina “Patoruzito”, de Patagonik Film Group -filial de Disney con participación accionaria del Grupo Clarín y Telefónica de España- que convocó a 2.1 millones, antecediendo a “El señor de los anillos, el retorno del rey” (más de 1.8 millones). Después de estos títulos, de los siete filmes que superaron el millón de espectadores seis fueron de los Estados Unidos y el último argentino, “Luna de Avellaneda” con 1.04 millones, que fue seguido de cerca por “Los Increíbles”, producida por Pixar, poco después adquirida por la corporación Disney.

Un esquema similar se repitió en 2005, año en el que “Madagascar” , con 2.256.552 espectadores fue el primero de la lista, seguido por el film argentino “Papá se volvió loco” -de Argentina Sono Films y el multimedio Telefé- con 1.7 millones, “La guerra de los Mundos” con más de 1.5 millones, “Los Fockers, la familia de mi esposo”, con 1.3 (éstas últimas ATP); “Harry Potter y el caliz de fuego” con más de1.2 millones. Por debajo del millón de espectadores estuvieron “Star Wars III”, “Los cuatro fantásticos”, “Herbie a toda marcha”, “Batman inicia”, “Chicken Little”. La segunda película argentina de mayor éxito del año, “El aura”, se ubicó después de estas cinco y en el puesto 15 del ranking con 616.083 espectadores. Solamente estos 15 títulos supusieron una facturación de $ 30.443.680. De ella $ 17.904.762 correspondieron a las películas para niños y adolescentes extranjeras, las que representaron el 58,81% de las recaudaciones. Las dos nacionales de mayor recaudación sumaron $ 4.569.810, aunque “Papá se volvió loco” (con $ 3.337.644) dirigida a toda la familia, fue también disfrutada por niños y adolescentes familiarizados con la serie televisiva protagonizada por el mismo actor, Guillermo Francella. El resto de la facturación se repartió entre la argentina “El aura” ($ 1.232.166) y cinco títulos de las majors que representaron $ 7.969.108, varios calificados ATP, o sea que los niños también pueden verlos aunque no estén específicamente dirigidos a ellos.

En 2006, los 10 títulos extranjeros más vistos fueron, "La era del hielo" con 2.5 millones de espectadores y casi 6 millones de recaudación, "Crónicas de Narnia", con 2 millones de espectadores, "Piratas del Caribe; el cofre de la muerte" con 1.500.270 de espectadores, seguida de un film para adultos ("El código Da Vinci", con 1.476.000) e inmediatamente por "Cars" más de 1 millón de espectadores, "Vecinos invasores" con 950.000, "X-men la batalla final" con 756.000, "Superman regresa" con 514.000 y "Poseidon" con 490.000.

Entre las argentinas "Bañeros 3", con 1 millónb de espectadores, "El ratón Perez", con 870.000 y Patoruzito 2, la gran aventura con 300.000 fueron las que encabezaron el ranking.

Un fenómeno semejante se produce en el MERCOSUR , considerando a Brasil y Chile que son los dos países que, junto con Argentina, tienen una producción sostenida de cine.

Si se analizan los tres mercados en su conjunto es posible verificar que los filmes estadounidenses para niños dominan los ránkings cinematográficos del Mercosur.

Por su parte, si extendemos nuestro análisis a las 30 películas más vistas y con mayor recaudación, encontraremos que en en el ránking argentino hubo cinco filmes. Si hacemos lo mismo con Brasil , fueron dos las películas nacionales mas vistas ("Os dois filhos de Francisco" y "Casamento de Romeo e Julieta") yen Chile una ("Mi mejor enemigo").

Las 10 películas más vistas y de mayor recaudación en Argentina, Brasil y Chile para el año 2005
fueron:
1 Madagascar 7.208.356 espectadores con US$ 19.096.203
2 Harry Potter y el cáliz de fuego 5.676.229 espectadores con US$ 16.643.300
3 Os dois filhos de Francisco 5.313.624 espectadores con US$ 15.882.816
4 La guerra de los mundos 4.723.724 espectadores, con US$ 13.632.879
5 Star Wars Episodio III 4.155.653 espectadores, con US$ 13.555.056
6 Los cuatro fantásticos 4.107.791 espectadores, con US$ 11.558.721
7 Batman inicia 3.308.723 espectadores, con US$ 9.994.685
8 El reino de los cielos 3.154.659 espectadores, con US$ 9.633.103
9 Sr. y Sra. Smith 3.130.583 espectadores, con US$9.364.347
10 Constantine 3.115.764 espectadores, con US$ 9.115.293

Este fenómeno se viene repitiendo año a año, dejando en claro que los niños, adolescentes y jóvenes son el principal mercado del cine y que éste es controlado por los films de las majors.
En Argentina, salvo los films producidos o co-producidos por los multimedios, solo en casos excepcionales pueden aproximarse a las cifras consignadas. Las películas argentinas dirigidas a los chicos suelen figurar entre ellos, como lo prueban la citada “Patoruzito”, “Manuelita” (1999) con 2.318.422 espectadores y “Corazón, las alegrías de Pantriste” (2000), con 1.030.230, entre otras producidas por una major local y los multimedios.

Estas películas se estrenan en más de 100 salas de las grandes ciudades del país de manera simultánea, con millonarias campañas de publicidad para su lanzamiento y algunas de ellas van acompañadas de merchandising o libros que, como en el caso de la zaga de Harry Potter, son best-sellers actúan, al mismo tiempo, como promoción de los filmes para la formación de “mercados cautivos” antes de su estreno. Son estos títulos, además de los argentinos de mayor éxito, los que luego pasan a integrar la oferta de los video-clubes y la televisión abierta y por cable. En los video-clubes ellos vuelven a reeditar los éxitos resonantes de las salas, se trate de alquileres o de ventas.
A su vez, la venta de merchandising se ha transformado en una fuente de facturación tan o más importante que la taquilla de los cines y la venta de sus derechos a todos los circuitos electrónicos sumados. Muñecos, disfraces, mochilas, remeras, lapiceras, figuritas, carpetas escolares y objetos de toda especie pueblan, por sucesivas oleadas según los estrenos, el mundo cotidiano de los niños pertenecientes a distintas clases sociales. La merchandising se erige en el rasero democratizador por excelencia de los consumos culturales de los niños. Las piezas que componen este sistema han sido ideadas para todos los bolsillos, de modo que ninguna mente infantil pueda escapar de su magia.
En el período 1991-2001, la Argentina produjo, en promedio 1,3 película para chicos por año. Éste suele ser el título que encabeza el ranking de espectadores o que figura entre los primeros títulos de los estrenos nacionales del año respectivo.
En 2000, 2001 y 2002 se estrenaron tres títulos nacionales para chicos cada año cuya mayor parte superó largamente a los filmes argentinos mas exitosos.
Los videojuegos son en su totalidad de procedencia extranjera. A partir de 1990, en este campo, disputado por compañías europeas, japonesas y de los Estados Unidos, se percibe una creciente presencia de los videojuegos de origen estadounidense.
Señala el especialista Diego Levis, que los videojuegos suelen ser la puerta de entrada a la cultura digital. Hecho que torna imperioso encarar la alfabetización audiovisual de los niños y jóvenes, como parte insoslayable de una educación integral de cara a las aceleradas transformaciones que experimentan las sociedades, en la que se ha dado en llamar la era de la imagen, o la sociedad de la información y el conocimiento. Es este un universo de violencia al que los niños, adolescentes y jóvenes pueden dedicar entre 3 y 8 horas diarias. La violencia opera aquí a dos niveles, el de los contenidos simbólicos de la mayor parte de ellos -donde el juego consiste en matar o morir, dañar o ser dañado- y el del lenguaje, estructurado por una sucesión veloz de efectos de imagen y sonidos onomatopéyicos que exacerba la psicomotricidad en procura de mantener la atención constante, mientras bloquea las facultades en las que interviene el pensamiento complejo; los procesos de reflexión y análisis.
La televisión abierta incluyó en 2004 sólo un 6,7% de programación para chicos sobre el total de horas emitidas (sin considerar la publicidad). La misma estuvo constituida por replays de viejísimas series de dibujos animados, de EE.UU. y animé japonés, la pretérita “El Zorro” y algunos documentales sobre vida salvaje del BBC. Los tres programas de producción nacional fueron dos shows consistentes en una imitación degradada del de la brasileña Xuxa y el programa de “Piñón Fijo”. Sería un elogio calificar a esta oferta como de baja calidad. Lo que ella mas revela es ausencia; del concepto de niñez, de inversión productiva y de interés por los niños, excepto en su carácter de consumidores. Situación ésta que se agravó en 2005 con la inclusión de los niños como objeto de diversión y carnada de rating de los programas para adultos. Las nefastas implicancias de estos programas, para los niños y la sociedad en su conjunto, merecen un análisis que no es factible hacer aquí.
A pesar que durante 2005 la programación dirigida a los niños de la televisión abierta creció unos puntos y la inversión productiva en los programas se elevó, todavía su calidad deja mucho que desear.
En materia de TV cable, de las mas de 100 señales comercializadas, las dirigidas a los niños y adolescentes son 19 y excepto Magic Kids, del grupo Pramer, que incluye algunas producciones nacionales, todas provienen de Estados Unidos. Dos de estas señales (Cartoon Network y Nickel Odeon) ya están incorporando bloques de animación para adultos probados exitosos en los Estados Unidos; comedias, acción y erotismo. Ante la pregunta del periodista sobre esta invasión en un espacio supuestamente exclusivo de los niños, sobre todo respecto de “Adult swim” de contenidos muy fuertes para ellos, Hernán La Greca, director creativo de Cartoon Network para América latina, responde: “Antes del bloque aparece en pantalla una placa en la que se informa que algunas personas pueden considerar el contenido como no apropiado para menores de 18. Nosotros no somos nadie para decir qué contenido es apropiado y qué no. No tenemos la culpa de que los padres utilicen la TV como si fuera una baby sitter. La programación de “Adult swim” no reconoce segmentos. Se pueden reír tanto adultos como niños. Claro que cada uno hace su propia lectura de los contenidos.” La respuesta sugiere, al menos, dos interrogantes, qué lectura harán los niños de 4 a 12 ó 13 años de estos materiales y qué está deteriorando más la cultura de la sociedad, si la práctica desenfrenada de la des-responsabilización, como presencia ideológica de la lógica cultural del mercado que no deja resquicio sin invadir, o los contenidos de algunos productos puntuales.
Entre los rasgos característicos de la programación televisiva argentina, investigaciones recientes señalan: la recurrencia a las disputas, el lenguaje vulgar y el escándalo; “el tratamiento de la femineidad absolutamente estereotipado hacia la posición de objeto sexual o de ser esencialmente débil y un marcado sesgo cultural etnocentrista”, así como la editorialización y dramatización de las noticias, bajo la apariencia de información ecuánime.
Otro estudio apunta los elevados índices de violencia presentes en los distintos géneros de la programación. Los mayores índices de violencia se registran en los noticieros y los dibujos animados y ascienden los fines de semana, de manera independiente del horario de transmisión de los programas.
Estos fenómenos se inscriben en el proceso de concentración multimedial y transnacionalización del sistema de comunicación argentino, así como de los mercados de la distribución y la exhibición cinematográfica, iniciado en la década de los ´90. En el caso del cine, pese a que, merced a la política de fomento del Estado, año a año aumenta el número de filmes nacionales, cinco empresas distribuidoras y cuatro del sector de la exhibición controlan entre el 70 y el el 80% de los mercados respectivos.
En resumen, los datos provenientes de varias fuentes y de la observación propia permiten afirmar que la diversidad cultural está ausente del audiovisual para los niños.
La vulneración de la Convención Internacional de los Derechos del Niños, no es un hecho extraordinario sino la norma de funcionamiento del espacio audiovisual argentino.
La formación de las identidades y los nuevos imaginarios infantiles y juveniles responde más a las pautas de consumo alentadas por el entretenimiento audiovisual y la diversión nocturna que a las de las instituciones ocupadas de la educación.
Una encuesta realizada por la cátedra de Sociología de la Universidad Nacional de Buenos Aires entre alumnos de 39 facultades, reveló que el 64% de los encuestados había concurrido al menos una vez al cine en el trimestre estudiado. También constató que los jóvenes valoraban menos al cine nacional que al extranjero; el 47% sostuvo que las películas argentinas eran de inferior calidad, al 39% la calidad le pareció similar pero las consideró poco interesantes y sólo un 7% mostró preferencias por ellas.
Un estudio sobre consumos culturales realizado por la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la Nación, informa que el 54.1% de los encuestados de entre 12 y 17 años y el 49.9% del grupo de entre 18 y 34 años, no leyó ningún libro en el transcurso del último año y de los que dicen haberlo hecho manifiestan haber leído un libro cada tres meses. Los seis libros más leídos en orden decreciente de importancia resultaron ser: la Biblia, Harry Potter, El alquimista, El código Da Vinci, El camino de la felicidad y El señor de los anillos. Aunque en ambos grupos de edad el uso de Internet oscila en torno al 84%. El 44.1% de los encuestados de entre 12 y 17 años y el 43.9% de los de entre 18 y 34 años declara haber ido al cine en los tres meses anteriores a la encuesta, pero el grueso de ellos pertenece a los sectores medios y altos. La asistencia al cine es mucho menor entre los de nivel socioeconómico bajo y los que habitan en el interior del país. Pese a que la mayor parte de los encuestados dice que les gusta ver cine nacional (70%), sólo el 21% reconoce que las películas son buenas. Un 45.5% manifiesta que son malas y encuentra que los argumentos son peores el 32.3% Las principales razones para la elección de una película son el género, la recomendación, la publicidad y los actores. El 54% reconoció que ve cine a través de la televisión paga, el 34% en video y entre el 17 y el 14% por televisión abierta. Pero el 88% declara escuchar radio, siendo la FM la frecuencia preferida y la razón predominante (82%) para escuchar música. El promedio de horas diarias de visionado de es de 3.7 para el primer grupo de edad y de 3.5 para el segundo.
Resulta contradictorio con las intensivas políticas públicas de fomento a la producción de cine nacional del INCAA y de constitución de un mercado cinematográfico ampliado o de un proceso de integración -sea referido al MERCOSUR o a Iberoamérica- que no se preste la debida atención a los únicos factores capaces de hacerlo sustentable: la formación de públicos competentes para dicha producción y la creación de un espacio audiovisual de los niños donde ellos puedan encontrar un lugar de desarrollo cultural en el que sean considerados sujetos y ciudadanos plenos.
No será el mercado del entretenimiento librado a su propia dinámica el que vaya a cumplir con aquél objetivo. Las evidencia empírica señala que se trata, más bien de todo lo contrario. La relación del campo audiovisual argentino con los niños ostenta una enorme deuda interna. Las consecuencias están a la vista, sería redundante reiterarlas. Es improbable que sin un conjunto congruente e integrado de políticas públicas de educación, cultura y comunicación, dicha deuda pueda saldarse.

Buenos Aires, marzo de 2009
Publicado en la Revista Indicadores Culturales, UNTREF.

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